domingo, diciembre 31, 2006

La piel fría


Hace algunos meses Erekose, Toni para los amigos (los frikis, además de nicks, tenemos nombre XD ), me recomendo este reconocido libro, al menos en Cataluña.

Tiempo después me decidí a leerlo.

¿Es un buen libro? Si me hago caso a mi mismo (cosa que procuro evitar en lo posible), tendría que decir que no. No me ha hecho pensar en absoluto, pero, ¿es culpa del libro?. No. Es culpa de Soy leyenda.

Basicamente, la historia es la siguiente: Dos hombres solos en su mundo, son acosados todas las noches por estraños seres. Durante el día hacen planes para acabar con ellos. Al final, comprenden que los extraños son ellos. Vamos un Soy leyenda, "made in Spain" (o Catalonia, como gusteis).

¿Estamos ante un flagante caso de plagio? No creo. Dudo que el autor haya oído jamás de la joya de Matheson. Es lo que tienen los autores de mainstream.

Bueno, vamos a intentar hablar del libro sin caer en prejuicios (claro, como si fuera capaz de ello). Sánchez Piñol no es el mayor literato del mundo, pero tampoco es Salvatore. No desarrolla los personajes como Martin, pero tampoco es Salvatore. La trama no es la de un artesano a lo Morgan, pero tampoco es Salvatore. La historia es clara y directa no esconde profundas reflexiones a lo Priest, pero tampoco es Salvatore.

Pero la historia atrapa como pocas. ¿Y por qué? Pues ni idea. La historia es un tanto trillada, los personajes un tanto estereotipados, el desarrollo es previsible. Y pese a todo he sufrido con los personajes como hace tiempo que no me sucedía. Cuando leo un libro de "bueno enfrentado al mundo malo" tiendo a esperar que el bueno sufra las peores de las desgracías. Pero aquí no. En la piel fria, deseaba que el protagonista se salvara, deseaba que matara a los malos malosos y me he cabreado con el tipico final de "el hombre no tiene salvacación final" o "la redención sólo es posible a través del sufrimiento y la derrota".

Algo tiene que tener Sánchez Piñol para conseguir esa empatia en un lector tan pesimista y nihilista como yo.

A mi, La piel fria me ha engañado y ha resultado muy agradable.

domingo, diciembre 24, 2006

¿Qué hace grande a un libro?

Nota: Antes de leer esta entrada, sería conveniente leer la entrada anterior: "Ya no disfruto de la ci-fo...como antes"

Pues eso. ¿Qué hace grande a un libro?

¿La calidad literaria? Matadero 5 no es la quinta esencia del estilismo precisamente.

¿Divertirte? Nooo. No vamos a ser tan reducionistas.

¿Sorprenderte? Un elefante rosa también me sorprende.

¡La capacidad de acerte pensar! De reflexionar, de hacerte pensar en cosas que no habías pensado antes. De variar tu percepción de la realidad.

Después de leer el primer relato de Axiomático pensaba que la ci-fi se había acabado para mi. Después de leer los dos siguientes, pienso que es lo más maravilloso del mundo.

¿Cómo ha sido eso posible? Bueno, el primer relato era brillante, pero estaba por encima de mis posibilidades.

Mis capacidades lectoras son limitados. Me dan para comprender que El elfo oscuro es basura y que La afirmación es una obra maestra. Pero me impiden disfrutar como debería de obras como Vellum, La mano izquierda de la oscuridad o Fiasco.

Para disfrutar (y conseguir asimilar) una obra necesito que el autor (algunos, los grandes) rebajen un poco su nivel. Necesito que me hablen como a un niño, pero como a un niño inteligente.

En "El asesino infinito" (el relato del desaliento), Egan intenta explicarme una realidad de universos paralelos como si yo fuera un igual y, claro, no llego. Me pierdo en la jerga. Se que me está explicando algo excitante, entreveo entra la jerga, pero no llego a vislumbrar.

En "El diario de cien-años-luz" y "Eugene" Egan baja a la tierra y me explica (ya se que no sólo a mí, pero es mi único punto de vista posible, jeje, ya estoy cayendo en la metafísica de Egan) teorías igualmente excitantes a un nivel que comprendo, a un nivel que "llego".

Desde luego, si, como dije, lo que hace grande a un libro es su capacidad de reflexionar, Axiomática sería una de las obras más grandes de los últimos tiempos.

Ya no disfruto de la ci-fi....como antes

Hace unos días empece a leer Un abismo en el cielo, un libro excepcional. Pero cuando llego a casa y tengo tiempo para leer no corro a cogerlo y devorar hoja trás hoja.

Hace un rato, he leído el primer relato de Axiomático. Sorprendente. Brillante. Pero en lugar de seguir leyendo, he venido a escribir esta entrada en el blog. Con cierta pena, con añoranza.

Añoro los tiempos en los que flipaba en colores leyendo ci-fi, disfrutaba como un enano. Tiempos que (tal vez temporalmente) se han ido.

Ya no me siento atraído por saber como las Arañas conseguirán vivir en la oscuridad o como una persona puede buscar a otra a través de un número infinito de universos.

Me atrae la vida de un adolescente sin lugar en el mundo, tratando de agarrarse a cualquier cosa que le haga sentir cierta normalidad (Ishiguro) o el proceso de maduración de unos mocosos en un pequeño pueblo (Joyce). O que le sucede a una persona cuando pierde sus recuerdos (Priest).

Algo ha cambiado dentro de mí. Por suerte, algo me ha dejado tanta lectura de ci-fi. Quiero historias de personas, pero de personas diferentes.

viernes, diciembre 08, 2006

Escritos fantasmas

Realmente, resulta difícil decidir entre El atlas de las nubes y Escritos fantasmas. Son dos grandes novelas.

David Mitchell parece uno de esos autores incapaces de escribir una mala novela. Por dos motivos: se nota que se trabajaba mucho sus novelas y tiene mucho talento. Sólo una caída en la autocomplacencía puede evitar que se convierta en uno de los mejores autores del siglo que acaba de empezar.

Escritos fantasmas es una novela con muchos puntos en común con Al atlas de las nubes (aunque habría que decirlo al reves, ya que Escritos fue su primera novela): novela coral formada por varias historias levemente entrelazadas (aunque en mayor medida que en Atlas), cambio continuo de escenario, crítica soterrada al mundo en el que vivimos e historias con un punto de fatalismo.

Por otra parte, da gusto leer un libro con una edición como dios manda y no lo que tenemos que padecer, habitualmente, los aficionados al género fantástico.

Pues nada, otro autor imprescidible que colocar junto a Morgan, Graham Joyce, Priest, Vonnegut y compañía.