Hace mucho que no actualizaba el blog, pero esto lo tenía que contar.
Hace cosa de un año me mude, por fín, a mi piso. Deje el hogar paternal e inicie la vida adulta. Bueno, por llamarlo de alguna manera.
Todo aquel que haya pasado por lo mismo, sabe que durante meses se pasara por casa de sus padres e irá recogiendo libros, discos, dvd,... Supongo que es habitual, dejarse "olvidado" ese libro que no te gusta, ese cutre dvd que te regalaron o ese CD que te gustaba de adolescente y ahora te avergüenza ver con el resto de tu colección.
Bueno, el caso es que en una de mis visitas al antiguo hogar, estoy en la sala de estar (lugar donde estaban los libros que iba leyendo) y, por casualidad, veo Camino desolación de Ian McDonald. Hasta aquí nada raro si no fuera por que no recordaba haber tenido jamás ese libro.
Durante unos segundos reflexiono: ¿me lo compré y no lo recuerdo? ¿me lo prestaron y no lo he devuelto? ¿son los primeros sintomas del Alzeimer? ¿esto es Matrix?
Dubitativo, cojo el libro, lo miro cuidadosamente, lo ojeo (¿para qué?) y le balbuceo a mi abuela, que estaba sentada en el sofa: ¿este libro...?
Y se produce el GRAN momento cósmico, me responde: ¿lo quieres? Yo ahí ya flipo. Debo estar soñando, me he comido alguna seta que no debía o esto es Matrix (sí, otra vez Matrix). Me ha preguntado: ¿LO QUIERES? Eso implica que es suyo, ¿SUYO?
Ahora un poco de perspectiva: mi abuela es de una pequeña aldea de Galicia. Muy pequeña, unas 20 casas, dejada de la mano de dios. Mis padres la primera vez que vieron el mar fue en su luna de miel en Coruña. En casa de mis abuelos estaba la única televisión del pueblo (gracias a Fraga, un idolo por esos lares). Dudo que mi abuela (un pozo de sabiduria por otra parte) haya leído una novela en su vida. No sabe quien es Asimov, ni Clarke, ni Gabriel García Marquez. Y mucho menos, sabe quien es Ian McDonald.
Al caso, después del momento cósmico, le pregunto: ¿es suyo? (un respeto, eh, a los abuelos se les trata de usted). Y me responde: "sí, pero si lo quieres es tuyo". A mi ya me entro la risa tonta; la pregunta obvia era: ¿dónde lo ha encontrado? Y me responde: "el otro día iba caminando y lo encontre en un banco del parque".
Flipante, mi abuela se encuentra en la calle uno de los libros más dificiles de conseguir de la ci-fi. Puestos a encontrarse (que nadie se piense que mi abuela se dedica a buscar libros por la calle), ¿qué probabilidad hay de que se encuentre un incoseguible de ci-fi? ¿una entre un millón? ¿una entre un trillón?
Acto seguido le hago la pregunta más estúpida del mundo: ¿y lo ha leído? Y me responde: "sí, a ratos". Dios mio de mi alma, pero ¿qué puede haber entendido esa alma inocente? Y SIGUE CUERDA. Porque lo más lógico es que se hubiera vuelto loca.
Al final me lleve el libro y lo estoy leyendo ahora. No penseis que lo hice por egoismo (mal pensados) lo hice por ella, me preocupaba su cordura.
Y bueno, esta es la historia. Historia que no he podido contar a nadie porque nadie de mi entorno entendería lo que significa. Espero que vosotros sí.
Un saludo
P.D. En la próxima entrada (espero que sea este año) contaré como me compre una bateria (electrónica, que conste) y he pasado de frikilector a frikipseudomúsico.